Hace mucho tiempo vivía un emperador a quien solo le interesaba la ropa. Un día, llegaron a su ciudad dos sastres, quienes aseguraban fabricar una hermosísima tela, tan fina que nadie podía verla. El emperador, seducido, les dio mucho dinero y ricos materiales para que empezaran a trabajar de inmediato.
Por supuesto los pícaros fingieron tejer, pues no se podía ver nada dentro de los telares. Pero nadie osaba admitir tal verdad evidente por miedo a pasar por tonto…
Autor: Hans Christian Andersen.
Ilustración: Héctor Borlasca.