Cuando etiquetamos y decimos que Horacio es “disciplinado”, José es “inteligente”, Juanita es “desordenada”, no solo describimos o nombramos objetivamente ciertas características reales de los niños. Al nombrar y etiquetar, realizamos un acto productivo. En parte contribuimos a construir aquello que nombramos. El libro reconstruye la lógica de estos actos de tipificación y, al mismo tiempo, la estructura de las categorías mentales más frecuentes utilizadas por los docentes para clasificar a sus alumnos.
Autora: Carina Kaplan